El legado

Recogiendo el testigo de mis padres

El legado que mi padre me dejó, fue trasmitirme sus conocimientos, buen hacer y habilidades profesionales durante mi juventud. Algo muy valioso e importante porque para mí fue una etapa de aprendizaje e inspiración.

Su preparación  y formación fue muy sacrificada y lenta, era una época en la figura del aprendiz era más un recadero, que otra cosa, recibían  menos conocimientos que poco, ya  era una profesión casi autodidacta basada en la intuición e imitación de los maestros barberos. Sonsacar aquellas habilidades s e interpretarlas para si además de ponerlos  posteriormente en práctica, incluso era  en una época en la que tener material era un lujo. Eran años de postguerra.

el legado

Sus extraordinarios trabajos fueron fruto de su proceso de adaptación continua, su visión o intuición y fuente de inspiración diversa. Al dominar cada parte del proceso, la ejecución y finalización, sabía cómo iba a dejarlo, antes de comenzarlo.

Comenzaban la jornada preparando aquellas viejas navajas, que parecían hierros más que otro útil de afeitar, para una larga jornada de enjabonados y barbeados de una barbas rudas y quemadas por las largas jornadas de trabajo en la construcción o campo. Pieles secas, envejecidas por el desgaste que les provocaba el frio o el sol.

Los viejos peines de asta, más finos y frágiles que el cristal, viejos aromas a Bronquina, Floyd, lacas, y el polvo de talco para suavizar aquellas pieles nos dicen mucho de aquella barbería trasnochada y cuasi olvidada.


Por otro lado, mi madre de profesión peluquera, que ejerció durante su juventud, aunque en menor medida también ha sido un referente profesional para mí.

Gracias a ellos siempre llevaré dentro de mi ese ADN barbero, peluquero.